El avance de las inteligencias artificiales (IAs) aplicadas, fundamentalmente las IAs Generativas mediante Modelos de Lenguaje Enormes Pre-Entrenados (PT-LLM) sobre Redes Neuronales Artificiales (ANN) bajo técnicas de Aprendizaje de Máquina (ML) supone grandes oportunidades de mejora en diversos ámbitos de trabajo y estudio. Pero también conlleva desafíos no menores para la reconversión de roles, puestos de trabajo y desarrollo de capacidades que permitan incorporar armónicamente estas herramientas con el menor daño colateral posible en la gestión del cambio.

En relación directa con el sistema educativo, la premisa central gira en torno a cómo estas IA pueden ser integradas de manera efectiva, ya sea como agentes que asisten a los docentes o que acompañan en el proceso de aprendizaje a los estudiantes. También como tema de estudio, lo que ha dado en llamarse “pensamiento computacional“ para ciclos iniciales; habilidades computacionales en la escuela media y carreras de diversa duración y orientación en la educación superior. Asimismo, distintos tipos de IAs pueden mejorar la gestión de la educación formal, tanto acelerando procesos existentes para grandes volúmenes de datos cuanto para plantear objetivos de medición y seguimiento nunca antes posibles de ejecutar con la tecnología preexistente. Es evidente el tránsito hacia una Educación 4.0, donde la inteligencia artificial juega un papel crucial en la personalización de parte del aprendizaje, la automatización de tareas repetitivas y la optimización de recursos educativos, sin embargo no están tan claros los medios para articular a todos los componentes –humanos y tecnológicos– de este sistema de actores-redes. A este efecto, son muy adecuadas las recomendaciones de agencias internacionales que han tomado seriamente y en detalle el tema, como por ejemplo la UNICEF (2021 en adelante) y su equipo de especialistas; los protocolos de acuerdos como el de Beijing (2023), Bogotá y Montevideo (2024); y las iniciativas más herramientas que disponibilizan el Banco Mundial, el BID y CAF. Sin embargo, para una innovación real –no sólo en educación y capacitación con y para IA– permanece la necesidad de cambiar previa y radicalmente la forma en que se presenta y percibe “la inteligencia artificial”.

Se presenta así un primer objetivo de fondo que consiste modificar la narrativa sobre IA culturalmente instalada desde la divulgación y los medios nos especializados, que atribuyen capacidades mentales, agencia y una suerte de indeterminación y voluntad de decisión a la IA. Resulta imperativo aportar mayor precisión técnica del alcance real de las IAs desde una visión centrada en la relación persona-objeto tecnológico en contraste con los vínculos interpersonales. En ese sentido, se propone un doble movimiento del singular al plural valorizando el efecto del lenguaje en este cambio de narrativa. Por una parte, no utilizar “inteligencia artificial” en singular ya que es una generalización útil para un marco teórico pero insuficiente a los fines prácticos y que no refleja las enormes diferencias entre subdisciplinas y productos de la IA –que no se agota en la IAGen. De esta forma, también puede compensarse una atribución antropomórfica a las IAs: –no sos vos. Por otra parte, el otro aspecto plural importa una concepción colectiva –somos nosotros– con un enfoque de colaboración y responsabilidad compartida en la integración de la IA, involucrando a la industria, la academia, el tercer sector y el gobierno. Adicionalmente, una noción de "potestad compartida" sobre las IAs refuerza que estas deben ser desarrolladas y utilizadas de manera interdisciplinaria y contextual.

En segundo término, un análisis crítico de los colaterales de las “revoluciones técnicas” previas demuestra que, por su velocidad y amplitud, no puede asumirse el presente cambio que induce la “revolución 4.0” o “de la IA”, incomparable en proporciones a las anteriores, mediante criterios similares a los ya intentados. Es necesario considerar un cambio de paradigma de adopción tecnológica que adecue el impacto social y mitigue los efectos no deseados a su mínima expresión. Es innegable que estas “revoluciones” aportaron beneficios concretos y mejoras en el algunos campos del bienestar, pero un análisis más profundo del ethos global en los últimos cien años, aportado por pensadores de valía de las más diversas extracciones, muestra que, además de las promesas incumplidas por estos movimientos de cambio apalancados en la tecnología, ciertos aspectos de la experiencia han virado en dirección contraria degradando la calidad de vida. Adicionalmente al cambio de paradigma, se requiere un esfuerzo colectivo para garantizar que las IAs no se instalen como herramienta exclusivas de élites tecnológicas, sino como una fuerza democratizadora capaz de acercar brechas educativas –y por lo tanto sociales y culturales. Para esto debe reconocerse que ya se ha originado una brecha hiperdigital, no tanto por la desigualdad en el acceso sino por la enorme disparidad en la comprensión de las tecnologías emergentes y sus efectos.

Otro aspecto destacable de la ”irrupción” en escena de las IAs es la oportunidad que generan para terminar de dejar expuesto el agotamiento del modelo educativo enciclopédico de la ilustración moderna. Si bien fue temporalmente efectivo para organizar un sistema en un contexto remoto de analfabetismo extremo y gran cambio cultural, la evaluación negativa de sus resultados actuales es de larga data y en sociedades varias se han lanzado iniciativas que modifican ese legado que hace tiempo resiste en su decadencia. Desde un punto de vista práctico, las capacidades de las aplicaciones de IAs demuestran que el centro de la experiencia educativa no puede estar en algo que estas hacen fácilmente: la repetición memorística de datos y las formalizaciones textuales. En este sentido, el posible resultado de la incorporación de las IAs se presenta como de alta bipolaridad: persistir en el modelo automatizando sus errores hasta un nivel trágico o aprovechar el cambio como una oportunidad para reconfigurar el sistema y orientarlo a una experiencia educativa holística.

La modificación de narrativa sobre las IAs, potestad compartida en su integración, cambio de paradigma de adopción tecnológica y nuevo modelo educacional confluyen en dos conceptos claves que sostienen y se retroalimentan de estos objetivos. En primer lugar, la re-instalación de una sociedad educadora, donde la educación no es una tarea exclusiva de las instituciones escolares, de gestión pública o privada, sino una responsabilidad compartida por toda la comunidad, comenzando por el núcleo familiar. De esta forma, diferentes componentes del entramado social —como las familias, empresas, organizaciones culturales y gubernamentales— contribuyen activamente al desarrollo educativo de las personas a lo largo de su vida. La sociedad educadora promueve valores de equidad, inclusión y aprendizaje continuo, reconociendo que el conocimiento y las competencias necesarias para desenvolverse en el mundo actual se adquieren en múltiples espacios y momentos. Al tiempo que la sociedad educadora es un contexto que puede contener una adopción favorable de las IAs a la educación en general, es esta misma tecnología la que puede colaborar para la integración de herramientas y plataformas que personalizan el aprendizaje, facilitan el acceso a la información y fomentan habilidades críticas para adaptarse a un entorno en constante cambio compartiendo datos entre los diversos actores de la sociedad educadora.

Como corolario de este proceso, favorecido por la integración colaborativa de las IAs como extensión de la racionalidad de las personas, se apunta a la formación de una ciudadanía digital. Este concepto refiere al desarrollo de capacidades para participar de manera responsable, ética y crítica en entornos digitales cada vez más omnipresentes e inmersivos.

En una sociedad cada vez más interconectada, esta noción implica no solo el desarrollo de competencias tecnológicas, sino también la comprensión de los efectos que la mediación digital tiene sobre las interacciones como así también derechos, deberes y normas que regulan la vida en línea. La ciudadanía digital abarca temas como la privacidad, el respeto por la propiedad intelectual, la seguridad digital y el combate a la desinformación. Las IAs juegan un papel relevante en este ámbito, tanto como herramienta que facilita la alfabetización digital, cuanto a la gestión de la identidad digital de forma integrada y participativa en el programa de sociedad educadora.

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